La Pampilla de Coquimbo: una fiesta con alma, historia y tradición

Cada septiembre, el corazón de la Región de Coquimbo late al ritmo de cuecas, empanadas y reencuentros familiares. Pero detrás de la algarabía de fondas y escenarios, La Pampilla de Coquimbo guarda una historia centenaria que ha forjado identidad y pertenencia en generaciones de porteños.
Orígenes entre leyenda y memoria
Aunque sus raíces exactas se pierden entre relatos orales y documentos históricos, una de las versiones más difundidas señala que la celebración nació en 1810, cuando la noticia de la Primera Junta Nacional de Gobierno llegó con dos días de retraso a Coquimbo. Para conmemorar el hito, los vecinos se reunieron en la explanada de La Pampilla, dando inicio a una tradición que se mantendría viva hasta hoy.
Otra leyenda, más antigua aún, habla de una celebración espontánea tras la expulsión del corsario Bartolomé Sharp en 1680, lo que habría dado origen a una fiesta popular en ese mismo terreno.
De carreras de caballos a festival masivo
Durante el siglo XIX, La Pampilla fue escenario de carreras de caballos y reuniones sociales. En 1870, el terreno fue adquirido por José del Carmen Vicuña, quien lo destinó al esparcimiento público. Ya en el siglo XX, la celebración tomó fuerza como el epicentro de las Fiestas Patrias en el norte chico.
En 1968, el Club de Leones organizó el primer Festival de la Canción de La Pampilla para reunir fondos y comprar el terreno, que finalmente fue traspasado a la Municipalidad de Coquimbo en 1978.
Una fiesta que no se detiene
Con el paso de los años, La Pampilla se transformó en la celebración dieciochera más grande de Chile, llegando a congregar a más de 700 mil personas en sus mejores ediciones. Artistas nacionales e internacionales han pisado su escenario, y familias enteras acampan durante días para vivir la experiencia completa.
Ni terremotos ni pandemias han logrado borrar su espíritu. Tras suspensiones en 2015 y entre 2020 y 2022, la fiesta volvió con fuerza, reafirmando su lugar en el alma coquimbana.